Hola tía, ¿qué más de stories?

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Hola tía, ¿qué más de stories?

 

Así me saluda el hombre de los stories, el que tiene más cuentos que yo, más amigos que yo, más actitud que yo, y hoy sobretodo, más juventud que yo. Quien fuera a creer que el niño osco y psícorigido que le gruñía a desconocidos, que calculaba minutos y segundos en distancias y vehículos, hoy sería este chico chévere, descomplicado y rumbero que nos relaja la vida y me hace a mi querer volver al pasado en una maquina de tiempo para hacernos amigos de parche, de peligro, de fiesta y de ocurrencias.

 

Y aunque hoy yo ya no tengo tantos stories, o al menos no tan simpáticas como las de él, no hay nada que disfrute más que preguntar por las de él, por participar de las de él y entre las líneas conocer un poquito de sus rincones y sus secretos. 

 

Santi fue mi tercer preferido, el primer Dávila de la tercera generación y el primer gringo de la casa. Cuando nació, viajé desde le viejo continente ansiosa por conocerlo, impaciente por saber como sería ese niño que le ponía la voz temblorosa y el lagrimal brillante al más estoico de mis hermanos. Santi llegó al mundo dejando stories; ese no llegó calladito, ni pasando desapercibido, sino después de 36 horas de poner a su mamá a trabajarse su llegada con sudor, pero luego con lagrimas de emoción. 

 

Y es que todo lo bueno se hace esperar y Sancho no fue la excepción. Siempre me ha intrigado saber cómo habría sido que su abuelo Pollo lo hubiera conocido y visto; igual que en su época, a Alejandro, practicar, competir, ganar, perder, pararse y volver a pelearse su títulos. Es que casi que lo veo más estresado con Santi que con Alejandro, moviendo cielos, tierras e infernos para que consiguiera todo lo que quisiera. Es que el deporte entre lo todos hombres de mi familia es un hilo que lo une. 

 

Desde chiquito fue petite y a creo que eso fue parte de lo chévere que tuvo, porque siempre causaba admiración y ternura al tiempo, lo hacia único y encantador. Sin darse cuenta los años con esa combinación fueron enraizándole ese “CHARM” que lo caracteriza ahora de adulto. 

 

De su casa tiene el mejor equilibrio. Tiene el brío, el talento y la capacidad de su papá, la elegancia, el estilo y la ternura de su mamá y se comparte lo mejor del buen corazón que tiene ambos. Y aunque su carácter a veces se agrieta por sus exigencias, sus impaciencias y su humor que puede ir de castaño a oscuro, su personalidad siempre estará intacta, porque la tiene clara, la tiene armada y la tiene mas que validada.  

Con Santi yo siempre moví los hilos diferente, porque nunca he querido perderme nada, he querido participar y ayudar en su vida, pero desde escondites para que la tía (aun la más divertida de todas) no lo hiciera pasar un oso, de esos que me caracterizan. Eso era de chiquito. cuando se tapaba la cara o me rodaba los ojos porque quería y le gustaba mi ayuda pero que participara más en silencio y más desde la barrera. Hoy, ya por fin creo soy una tía de mostrar, la que lo salva y lo cuida de peligros, la que se goza sus triunfos y sus mundos y la que le alcahuetea eso de no perderse ni la pelada de un banano. 

De todos los hombres que conozco, él sin duda, es mi favorito. Si el tiempo se devolviera seríamos amigos del alma y sin duda compañeros de viaje. Es el preferido de muchos y muchas, es un hombre tiene más “charm” del que alguien debiera tener. Aun cuando es un poco diablo o cuando se las hace de ángel, Santiago pesca hasta al más desprevenido. Nos enamoramos de sus ojos interesantes, de su estar descomplicado pero “elegante”, de sus sonrisas con picardía, de su ternura mientras nadie lo mira, de su humor negro que incomoda y acomoda cualquier reunión, de su guapura pura y de su ingenua sencillez, de su ansiedad por no perderse nada y de su necesidad de saborearlo todo. Y encima no contento con que ya sus stories están llenas de charm, va y coge carrera en cualquier área deportiva y mientras suda, el hombre tiene tanto talento innato que es fácil ser victima de una derrota. Eso si como su papá lucha contra la victoria ajena a capa y espada, ellos no conocen el gusto por un perder, pero si saben el gota a gota de buscar una copa y de saborear triunfos. 

 

En todo caso, si nunca se han topado a nuestro Sancho, se han perdido de un personaje que simplemente le da brillito a la vida, al ojo y al parche. Santi es el amigo que uno quiere tener, con el que quiere compartirse una cervecita o un plato de papa fritas. Es al que uno quiere tener en su equipo, no solo por qué garantiza triunfos o porque ameniza la tarde, sino porque no abandona el barco sin los suyos, sin defendernos de vientos y mareas. 

 

Santi, hago parte de tu club de fans, eres mi parejo de baile favorito, soy tu barra brava y espero para siempre ser tu amiga más fiel. Hoy desde la trinchera; porque este momento no podría tener otro nombre, celebro los 19 años del placer que ha sido conocerte y compartirte. Que sean cien años más viéndote pasarte la mano por el pelo mientras te destapas lo ojos, siendo un caballero, bailándote la vida, haciendo y compartiendo tus amigos, y lanzándote a la guerra a ganar o a perder dejándolo todo en el campo de batalla mientras escribes stories de esas que ya podre contar yo.

 

Te adoro, Happy Bday

 

Tu tía Helen