Soy de las que pienso que criticar al gobierno en ejercicio cualquiera que sea; de mi gusto o disgusto, es como pegarse un tiro en el pie. Primero, porque a cualquiera le conviene que su gobierno sea prospero por cualquier medio y segundo porque si queremos tener buena fama internacional, para inversiones, oportunidades o apoyos, la imagen y la unión hace la fuerza. Así que no con ánimo de crítica, sino mas bien de derrota, dejo esta historia, para contarle a los nietos de alguien cuando pregunten por la guerra de 2020.
A la luz de las decisiones que se están tomado, que, aunque con buena intención; me imagino, porque no creo que estén haciéndose con malicia, la verdad, no hay quien vaya a sobrevivir. No entiendo de macro economías, ni de platas “invisibles “, ni de créditos del estado, ni de bonos del tesoro de los estados unidos. Pero si entiendo de empresas, de empleo y la angustia de mantenerlos, de esfuerzos y de obligaciones tributarias. No sé como es eso de la quiebra o de la deuda imposible de pagar y o de las penalidades de la DIAN, sospecho que será la primera vez que mi trabajo va a ser responder con escritorios, jabones, colchones o resmas de papel. Es que me da es risa pensar que la protección del trabajador sea darle pañitos de agua tibia mientras las empresas se acercan de forma vertiginosa a sus cierres inminentes. Esos pañitos de agua tibia arreglan inmediateces; por supuesto y algo de hambre, pero lo otro, lo que se está condicionando a caprichos de fantasías sociales, no hay duda que se convertirá en hambre permanente y en oportunidades que desaparecerán completamente. El largo plazo y la tal macro economía, en mi ignorantísima opinión en cuestión de utopías, engaños anti-pánico, realidades escondidas y burocracias antipáticas y peligrosas. Ni me imagino la corrupción que estará por atacarnos cuando desaparezca tan bien intencionada cordura.
Años y años de pagos de impuestos, de rechazar el esquema arraigado de la evasión a toda costa, lo que me dejará irónicamente es jodida a mi y destruidos a quienes trabajan conmigo. Pero eso si, con la conciencia supuestamente tranquila por “correcta”. Construir toma años, destruir segundos. Yo, pensado que pagando , al menos algo estaba saliendo para un “fondo de imprevistos del estado”; que claramente jamás estuvo pensado para algo así, pero que debería al menos existir para retribuirnos de alguna manera, en el mas mínimo porcentaje a mí y a los demás que cumplen. Pero me olvido de eso y mejor aterrizo.
No hay decreto por bien intencionado que emitan, que de semillas para un árbol de billetes para instalar en el jardín del casino. Cualquiera que venga con un papel a restregármelo en la cara, tristemente se dará cuenta que no por eso aparecerá con que pagar. Es simple y llanamente así. No hay financiación, créditos o plazos que dupliquen ingresos para cumplirlos a la hora de abrir, lo que se perdió, se perdió y no se recuperará en los meses siguientes, de hecho, será un nuevo despertar, un nuevo comienzo que vendrá con ingresos muy moderados. Nadie va a comer el doble, u hospedarse el doble, o consumir el doble, por no decir triple, por el simple hecho de abrir. Lo perdido, perdido quedará y lo debido, debido continuará. En mi conocimiento limitado de economía, esos números no tiene ningún rasgo de equilibrio y como dice mi hermano equilibrio no es 5 contra -5, el equilibrio ahora mismo es 0 contra 0. Blanco y negro. No hay negocio que produzca, punto final. La finca raíz es un negocio, no un impuesto y el personal es una responsabilidad, mas no una un obligatorio. Lo impuestos son un aporte, pero no un regalo. Los servicios son una necesidad, pero no una contribución inexplotable y las obligaciones a las que nos apuntamos en otras circunstancias no se manejan con amenazas o miedos, sino con apoyo y en este caso creatividad.
Podré no saber nada de economías de países, ni de dólares variables, ni de retenciones o rentas, Pero si se de tributos desperdiciados, de IVAS imposibles de recuperar, de líneas de créditos solo paras quienes no las necesitan, de comienzos sin ninguna ayuda del estado, de bancos que siguen cobrando intereses, comisiones y cuotas de manejo. Esta será la primera vez que entenderé de liquidaciones y suspensiones de contratos y muy probablemente, aunque sea un chiste absoluto, sobre funcionarios del ministerio de trabajo. Pero bueno, un gran consuelo es que todos los días se aprende algo nuevo, será súper engrandecedor para mi; en unos meses seguramente izare bandera de tanto conocimiento acumulado. Súper útil para la próxima ocasión, que milagrosamente me motive por razones inexplicables a crear empresa y a aportar a este país.
Aprenderé para entonces a evadir impuestos, a hacer trampas y pensar únicamente en el bien individual no va y sea que después, por pensar en el común me toque correr con todos los problemas, los riesgos, las responsabilidades y los compromisos ajenos mientras me trasnocha la culpa y lo míos se consideran con ahora, equivocadamente parte de la zona privilegiada de la cadena.
No sé si la economía tiene la intensión de ser naranja, pero sin duda por ahora es negra y mientras solo se piense en los “más necesitados” y no se incluyan las empresas ahí. Pues la verdad es que no se salvará absolutamente nadie, ni aparecerán oportunidades de aportar desde ningún ángulo. Y necesitados y destrozados serán todos. Igualdad por fin se cerrará la brecha.
Aviso que es mejor que el Dios de mi mamá les pague, por que yo, aunque queriendo, no tendré con que.