El Día que me Quieras

El día que me quieras, un domingo como hoy, amaneceríamos con imposibilidad de separarnos, enredados entre las sabanas con un rayito de luz colándose por la cortina, pidiendo a gritos que salgamos a aprovechar el día, el sol y la felicidad de estar vivos; de estar juntos. El día que me quieras, habrá desayuno en piyama de esos que consienten, caprichosos y deliciosos. Acompañado de una conversación muy nuestra, muy propia, con ironía y algo de sarcasmo. Letras llenas de intimidad, de cariño, de descubrirnos hoy un poquito más. El día que me quieras, el tiempo pasará rápido pero no en vano. El gris pasará de largo y el arcoíris manchará hasta el ultimo rincón. La existencia será todo poderosa, no habrá que guardarse nada. Es que lo que bien comenzará, bien continuará y en mi imaginario no terminará.

Pero mientras no me quieras, el lunes amanecerá como tantos otros lunes, con clima enjuiciador, con las rutinas de siempre, en un mundo individual. Siguiendo los pasos del día a día, buscando ilusiones en rincones cotidianos y sonrisas en caras conocidas. Mientras no me quieras, mis espacios serán míos, estarán expectantes, esperándote, llenos de color, listos para recibir nuevas luces, nuevos ritmos, otros retos. Mientras no me quieras, los sueños seguirán apareciendo, pero siempre haciendo campo para ese día en el que lo hagas. No estaré esperando sentada, sino por el contrario, viviendo intensamente lo que algún día cambiará para nunca volver a ser igual. Mis lugares, mis espacios y los míos se llenarán de amor y de calor de hogar para ese día en el que decidas por fin quererme y en el que decida por fin quererte.

El día que te quiera se abrirá una llave de cariño interminable, el día que te quiera podré cumplir parte de mi razón de existir. QUERERTE. Te escogeré cada día con eso que me enfurecerá y con lo que me enamorará. Seré yo sin tanto enredo, sin tanta estrategia, sin tanta expectativa. Negociaré lo justo, lo necesario y me equivocaré miles de millones de veces. Corregiré, aprenderé y te necesitaré. Pero jamás nos perderemos el uno en el otro. El día que te quiera, no tendré miedo de tanta incertidumbre, me darás tranquilidad de que tu también me escoges todos los días. El cariño te delatará en la mañana, en la noche, en la admiración y en la fidelidad.

Mientras no te quiero, seguiré aprendiendo los pormenores del amor, del desamor y del dolor. Seguiré experimentando la felicidad de lo individual, de lo femenino, del tiempo presente y de las ilusiones futuras. Me rodearé de amores de otros colores, de lugares extraordinarios y llenaré mi circulo con más valor. Seguiré alimentado la dicha de la salud, de la consciencia y de cada sentimiento. No dejaré de realizarme y de sembrar nuevos caminos. Es que el día que te quiera, quiero que llegues para quedarte, para compartir, para aportar, pero no para fundirme en ti como si fuéramos uno. Querré siempre que estemos enredados, entrelazados pero auténticamente separados, únicos. Que nuestro mundo sea de ambos, pero nuestra vida sea propia e intransferible. Es que el día me que quieras estarás listo para quererme pero sobretodo para dejarte querer.

Y ese día; el día que me quieras empezará entre las sombras a colarse la angustia de perderte. Porque el amor es así enceguece, crea y rompe. Un día más contigo puede ser uno menos sin ti.