Y comienza el partido y yo no entiendo de futbol, no distingo un fuera de lugarde un golazo. No se si el partido está bueno, regular o malo, pero Juancho con paciencia aunque desesperado, me explica por décima vez, como es que es el “maní” en este mundo del verde que te quiere verde, el mundo de Nacional. Mejor me dedico a traer las picadas y si se puede una siestita intermedia no estaría de más. Entre gritos de euforia, insultos de ira deportiva y llamados de atención de hincha, pasa una tarde más. Una tarde que al terminar el partido se vuelve una tarde de ESTAR, solo eso. No SER, no HACER, simplemente ESTAR y juntos que es mucho mejor.
Desde los 12 años conocí a mi alma melliza. Un niño con sonrisa metalizada de esas que se estiran hasta las carcajadas. Con una habilidad matemáticay ortográfica que deja con la boca abierta a cualquiera. Una sencillez des-complicada pero con el justo toque de humor negro. Es de los que dejan caer ese comentario oportuno y exacto como un chispazo fugaz e irrepetible, siempre con ese corazón a flor de piel. Me tope con un mellizo bueno de lo bueno, bueno, bondadoso, por no exagerar.
Fue así, como sentados en un bus del colegio rumbo a una caminata, nos conocimos a punta de historias, de chistes y de una compinchería autentica y muy propia de nosotros. Entre esas sillas de bus escolar que sumergen a dos niños con ganas de ser grandes, los demás se nos esfumaban entre tanta charla, tanta risa y tanta picardía. Como si fuéramos los únicos en ese bus, dejamos pasar al tiempo volando, y nos llenamos de atracción, de complicidad y sobretodo de familiaridad. Casi pienso que bajarnos y separarnos fue antinatural y forzado, estábamos hechos para ESTAR juntos desde ese día.
Pero volvamos al partido; a MÍ partido para ser más exacta; a los 90 minutos de pases, de estrategia, de sudor y de lagrimas. Con nuestro equipo que va como para un 5-0 y en busca de una estrella más; la que sabe a chicharrón con garra, y ¡que garra! La tribuna enardecida ondea sus banderas, mientras él sufre la camiseta, la verde. Y ahí está mi mellizo, con el silbato a punta de pulmón, mientras maquina esa siguiente jugada, esa estrategia para abrirme campo para hacer que me llegue la pelota y pueda con un puntazo torcido, torpe pero decidido, marcar mi próximo gol.
No sabré de futbol, ni de repechajes pero si se de faltas, de tiros libres, de pena máxima y todo porque Juan Manuel me lo ha mostrado a punta de su pasión por el esférico, por el juego limpio, y con su habilidad como armador de mi medio campo o como mi defensa, arquero o poderoso delantero me recuerda que nada está escrito hasta que termine el tiempo complementario. A punta de pasión por la afición y de fogosidad por el triunfo, he sido tan afortunada que me ha tocado un amigo solidario, absoluto ycamarada, como solo lo puede ser un gran deportista y un fervoroso aficionado. Un hombre que si sabe sabe jugar en equipo y pasar la pelota.
¿Es que como triunfar sin mi tremendo técnico? ese que está para todo y en todo, que sabe con gigante astucia cuando estamos para cordialidades y cuando para despeluques. Para mí, es hermano de corazón y mellizo de sentimientos. Porque ha sido mi compañero, mi hombro para millones de lagrimas, mi caja de secretos con llave, mi motor para meter cualquier gol que me sueñe y el que congrega a toda mi barra brava cuando necesito ruido o cuando necesito paz. Un técnico para redireccionarme el compas del “fair play” cuando lo he perdido, pero sobretodo ídolo de vitrina en lo correcto, lo justo y más que nada co-equipero en la cruda y deliciosa realidad.
La vida nos ha mantenido junto el corazón desde ese día, en ese bus, amarrados ya sea con lazo, cuerda o cordón. Aún cuando la distancia, las circunstancias, o el momento nos han hecho sentir que es más bien un hilo el que nos sostiene, ambos sabemos que es casi imposible de reventar. Porque a la hora de querernos, de cuidarnos, de perdonarnos y hoy más que nunca de no desaparecernos. No hay partido, contrincante, Club o transferencia más poderosa que el nudo de haber ESTADO y del seguir ESTANDO. En eso siempre jugaremos como locales. Con una banca lista para acompañarnos como los hermanos que crecimos siendo y como los mellizos que jamás estarán perdiendo.
Hoy, mi adorado Juancho está de cumpleaños y está lejos para celebrarlo juntos. Por eso quiero que sepa que en mi álbum de monas él es la más valiosa, la que quiero que me salga repetida, la tornasol, la que no tiene pase que valga. Porque por estos días el álbum es lo único que tengo cerca amarradito a mi cordón. Eso mientras el mundo da otra vuelta y volvamos a poder vernos, sin ninguna agenda, sin ningún afán, sin ningún otro plan que… ESTAR ESTANDO.
Amigo mío, Happy V-erde que te quiere Verde!
Att: Kellen