Amarrada de la cometa hasta cortar el hilo

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Cuando empecé a escribir este blog, como su encabezado lo indica, quise hablar del “Amor y de mis otros Demonios”; los demonios y mis amores prestados han sido fáciles, pero el amor romántico poco a poco se me ha ido por entre los dedos y me cuesta encontrar tema para escribir. Hoy es una acuarela en la pared, enmarcada y olvidada, desteñida por los años y tan lejana que no la reconozco. Sin embargo, mi intensión ha sido no dejar de estar ligada con esa parte de mí, para no perderla y sobretodo para rodearme de la energía que eventualmente me lo traerá de vuelta. 

Es por eso que hoy quiero escribir sobre la “tusa” esa que literalmente nos “desgrana”, nos expone y nos vulnera hasta el mismísimo tuétano. En mi caso, siempre ha sido el sentimiento más insufrible y profundo que he sentido, supongo que es inversamente proporcional a cada añejado amor. Por eso creo que es un buen punto de partida para reconectarme con lo segundo. 

Definitivamente, cuando una tusa comienza, su poder radica en esa añoranza de una cotidianidad pasada. Se siente TODO, se piensa TODO y se recuerda TODO. Yo no sólo tengo la capacidad de traer a la memoria anécdotas, de hecho, puedo sentir en la piel un roce, un olor, una posición, un sentimiento nostálgico que se revive con todos mis sentidos y me revuele la boca del estomago con una intensidad sobrecogedora.

Luego comienza la preguntadera, ¿por qué? ¿cómo? ¿en qué momento? En algunas ocasiones la respuesta está clara, aún cuando uno recapitula, concatena y deshuesa la película una y otra vez para entender lo que es inexplicable. 

Entonces lo sobrecogedor termina en intensión, en rabia y en especial en el impulso activo de recuperar lo mucho o lo poco que queda. Impotencia vs acción, corazón vs razón, poder vs debilidad, amor vs desprecio, pasado vs presente y aceptación vs negación. Y sí, los dedos quieren marcar solos números tatuados en la mente, el carro quiere coger una ruta de regreso, todo mientras huelo, oigo, veo y saboreo, momentos del pasado y mi perdida intimidad. Es que todo es dictatorial, todo es unilateral y todo lo que estaba en el pasado, está más latente que el universo que rodea el lunes, el martes y sobretodo el domingo.  

¿Cómo siquiera puede el corazón pretender no tornar cada conversación en una excusa? una forma de recuerdo, una cinta que se repite y se repite y quiere compartir lo incompartible. El regreso a ese mundo de soledad, de solidaridad abandonada y de soltería, tarde que temprano se agota y se rebela, vetando lo que es, difícilmente “vetable”.  Y yo meses después todavía huelo, oigo, veo y saboreo. El tiempo no responde y la melancolía estremece. Cada discurso se cae de su peso en tan solo pocas horas y tiembla la dignidad y la inevitable realidad. Eso sí, con los años, los temblores y los dolores se han tornado inteligentes, verdaderos y están muy lejos de la insuficiencia. En crudo y en carne viva, se reciben los golpes, y los latigazos de la culpa y del orgullo y aunque estoy en busca de la luz todavía la veo tenue y lejos. 

Pero claro, justo en el momento decisivo de dar hasta el paso más pequeño para adelante, llega un Karma curioso e injusto que hace reaparecer lo imposible, entonces, un paso para adelante se vuelven ocho para atrás. Antes de mejorar parece todo empeorar. Por esos días, yo me dedico a tomar mejores decisiones para radicalizar lo volátil y en definitiva ayudar a que el tiempo pase rápido y la continuidad borre todo lo que no se quiere borrar. 

Que quede claro que mi experiencia me ha demostrado que bien sea que se maneje con la pasión y por estos años con la razón, el tiempo escoge y manda y el dolor es  lo que me pasa de piedra en pierda hasta lo que hoy es el olvido. ¿Quién no ha querido controlarlo, evitarlo y acelerarlo todo? No nos digamos mentiras, eventualmente no queda más remedio que aceptar y resignarse a sus minutos y a sus días por largos que sean. 

Ahora bien, sin darme cuenta, siempre mi vida comienza a reinventarse sola, con cada pequeña decisión por chiquita, buena o mala que sea, y esta Helena opacada pero viva, cuando menos piensa, ha evolucionado; las novedades se han vuelto ilusiones. Las horas y los días ya no están en el calendario en conteo progresivo, sino en los interminables sueños y las obligaciones que trae cada afán. Ha porfín descendido en mi lista de prioridades y poco a poco se ha perdido en mi horizonte. Qué felicidad se siente ¿verdad?

Siempre he dicho que el peor castigo que he tenido es una tusa, porque se siente morir pero ¡jamás se muere! Es una sensación sin duda agonizante, es por eso que  hoy haberme desconectado, alejado y superado la última, aún con la sublimación indescriptible y magnifica de mi hoy, me he desprendido de alguna manera del amor. Se cambiaron ahora mis deseos por pensamientos, por libretos e ideales, pero dejaron de hacer palpitar el corazón. Nunca creí decir, mucho menos pensar, que un poquito de “desgrane” me tendría con genuino deseo, con disposición activa y con una sana desesperación. 

Ojalá esta des-entusada, no me cubriera con costra tan del todo y me devuelva un gótica de desarme para dejarme sumergir en una nueva oportunidad.