El último segundo

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- ¿Helen, pero tu no crees que después de la muerte uno se va a un lugar mejor? 

- No, la verdad es que no. 

- Pero eso es muy triste, porque eso significa que no crees en que el alma perdura. 

- Si, la verdad es que no, pero no tristemente. 

 

Corto y conciso; para mí la muerte es un punto final, no un punto aparte. No es un comienzo ni una ventana. Es una puerta de salida con candado y sin llave. El alma para mí es la energía en constante cambio que se trasforma, hasta que alimenta con cenizas a la naturaleza de la que somos parte. Para mí no existe el descanso eterno, sino más bien el eterno descanso. 

 

Es por eso que me habría encantado haber crecido con una visión diferente de la muerte. Una visión menos perversa y más natural. Una realidad que es para todos, que a veces es un final y a veces es un descanso. Quisiera no haber tenido tantos años miedo a morir como si fuera un castigo, en vez me habría gustado entenderla como un eventual destino. Hoy no le tengo miedo a la muerte, a la “morida” en cambio si le tengo una pereza loca. No quisiera sufrir ni mucho tiempo, ni con mucho dolor. Creo que talvez es por eso que también creo en la eutanasia; pero eso es para otro momento. 

 

Hay tantas cosas alrededor que nos demuestran que todo es finito y terminal. Que la naturaleza evoluciona como la energía que se transforma, porque se agota, pero que todo es acá en esta tierra en este cielo y a ratos en este infierno en el que nos toca vivir. Si tantas cosas nos muestran que todo termina ¿porqué será que la muerte nos paraliza y nos asusta tanto?

 

Yo entiendo la muerte como destino y entiendo la vida como camino. Creo que en la vida se vive y en la muerte se muere. Creo que hay que ser bueno, hacer bien, hacer el amor y no la guerra, que hay que bailar, comer, llorar, amar, soñar, trabajar y todo lo que alimenta a esa “alma” que nos permite hacerhoy. Creo que hay que vivir bien no para recibir recompensas de cielos o de infiernos en un mas allá, sino para gozar el más acá. No creo en la culpa entonces no vivo con el miedo o la presión de cumplir para que me premien o lo que sería peor para que me castiguen. Además, no sabría en el más allá cual puerta se me abriría o mejor cual escogería; puros dilemas básicos de cielos e infiernos. 

 

Si en el colegio nos enseñaran a amar bien en vida y a sufrir bien en vida, a la hora de perder seres queridos, todo nos caería con más miel y menos amargura. A mí no me ha rodeado tanta muerte, tampoco mucha tragedia. Las muertes que he vivido han sido descansos, como el de mi papá que, aun agonizante y sin querer dejarse ir, descansó de sufrimiento físico y emocional. Joven eso si, prematuro, pero, así como hay objetos que salen de mala calidad y se desgastan pronto, hay cuerpos o mentes que salen un poco defectuosos y sacan la mano antes; ese fue el caso del Pollo. Pollo, que vivió mucho en vida pero sólo durante esta vida.

 

Me impacta como a muchos la muerte de jóvenes, de niños, las muertes naturales pero peor las injustas y las abruptas. Mi humanidad de ataduras me arde con las perdidas, pero de haber sabido que eso también pasaba, que es natural aún con lo antinatural de su cronología, tendría una aceptación más sana donde el dolor se vive y se siente, pero también se cura y se entiende. 

 

Si me tocara explicar las almas diría que creo que las almas ajenas son un fragmento en la imaginación de quienes quedan atrás con recuerdos, sentimientos y nostalgias de historias compartidas y amores perdidos. Creo que se quedan, pero en los mortales. Talvez es por eso me gusta tanto la idea del día de los muertos en mexico, que me recuerda que las personas sólo desaparecen cuando las olvidan y con eso, su “alma”. 

 

No se, creo que, aunque mi posición es pragmática, practica y un poco sínica, me mantiene en la tierra tranquila, a ratos con ganas de hacer fast-forward y a ratos con ganas de poner pausa y continuar en cámara lenta, sin dudar que la naturaleza es sabia y que mi cuerpo no ha de resistir lo que no puede resistir. Después me conformo felizmente con ser abono para flores de mil colores y frutas de mil sabores y recuerdo para mis grandes amores.