¿Qué hay de esas parejas que se sientan del mismo lado de la mesa, hombro a hombro, mirando al horizonte mientras entre roces y cercanías no se quieren separar? Esas parejas que tienen fervores que apagan el juicio de murmullos ajenos.
Un llorar de cocodrilos
El final de este camino
Llegó a su fin la travesía, y con ella unos meses que parecieron más largos, por la cantidad de cosas nuevas que viví en 162 días. Quedo con la certeza absoluta de que ninguno de esos días habría preferido vivirlos sin Eugenio. Después de 25 vuelos, 4 zonas horarias, 9 aerolíneas, 6 ferries, 12 países, 52
La Sorpresa Portuguesa
El "marido"
Un piccolo cane en l´Italia
Padre Querido:
El primer mundo
Cogiendo Agallas
El "perriplo" francés
La primera parada que ya me deja anonadada
Mi amiga CERD
El arranque del borondo de la mediana edad
Luto de una familia viva
Ese bendito ascensor
Hace 26 años me gané un cariño verdadero, inesperado y que me cambió parte de mis inseguridades. Me subí a un ascensor con mis trapos húmedos, mi pelo despeinado, mis pies llenos de arena y mis accesorios de piscina. Como tantas veces junto a mi papá, nos aceleramos para no perder el ascensor que casi cerraba sus puertas.
Happy Problems
Siempre me he considerado, en el mundo de lo material, bastante desprendida en cuanto a las “cosas”. Aunque soy una mujer de gustos muy puntuales, de estéticas en todo y de significados ocultos, para mí, “lo que se puede quemar siempre se puede reemplazar”. Así, que por mas gusto que les tenga no me trasnochan los afectos materiales.
Naufragando con Wilson
ace un año empezó una locura que hoy todavía sigue vigente, latente y sobretodo descontrolada. La vida y el mundo tal y como lo conocíamos se transformó; ya ni hace falta describir el caos que causó. Se nos estrelló el avión contra el suelo, en una isla desierta, dejándonos vivos, pero perdidos en terreno desconocido, lleno de incertidumbres, un lugar sin horizontes y sobretodo sin balsas de rescate.
Un amor de invierno
Lo que empezó un noviembre de lluvia, terminó un enero de sol. Un puro amor de invierno, pasajero, apasionado, intenso, prometedor, efímero y al final como siempre, desgarrador. Uno de esos amores que como los de verano, comienzan por sorpresa, se crecen como la espuma y después, cogen camino y por agua se van, así, sin más.
El genio de EUGENIO
El 17 de noviembre llegó mi Eugenio. Después de meses de espera, de un intento fallido; con miedo, con ansias y con ilusión, entró por esa puerta naranja después de que cayera el sol. En brazos de Diana y con carita de cansancio, por un vuelo de esos de aeropuerto en tiempos de COVID, me vio por primera vez. Una cosita de nada, miniatura, inocente, frágil. Yo, sin saber bien si venía con tantas ganas de conocerme a mi, como yo a él.
Un amor por segunda vuelta
Cada día me sorprende más lo posible y lo imposible. Esas trampas y esas vueltas que da la vida, que en días pueden entregármelo todo y en segundos también pueden arrebatármelo todo. Momenticos que por una u otra razón me hacen voltear la mirada, cambiar el rumbo, tragarme mis palabras y sin darme cuenta, pararme en territorios desconocidos con una nueva perspectiva.